domingo, 1 de noviembre de 2009

Oda a la vagancia

(baratito, pero real)
Hoy dije que no, que no, que no,
te apagué despertador maldito,
aniquilé tu voz de pito,
y me quede acá, en mi cama,
pensando que mañana,
quizás tenga que pagar,
evitar el malestar
de hoy no trabajar.

Planté la bandera,
y al grito del ocio,
sin hacer ningún simposio,
tomé la decisión
de hoy, ché, ser remolón.

Allá ustedes ñoños aplicados,
allá ustedes platos apilados,
allá ustedes jefes del mundo.
Hoy dedico todos mis segundos,
en hacer un bostezo universal,
en vivir como un animal.

Hoy no hago, y lo grito,
hoy no hay atasque,
hoy no hay tensión.
Miren a los rígidos
como envidian a los deudores.
Miren a los trajes
sofocados por el equipaje
de la rutina irrompible.
Yo hoy me hago accesible,
hoy no pago peaje.

No critiques mi goce
me levanté a las doce,
lo pensé un momento,
saludé a los elementos,
Y con una sonrisa privada
me metí de nuevo en la cama.

Porque te digo hermano,
prefiero andar pecando
que vivir remando.


Creía que ser predecible,
ordenado, educado y prolijo
era bueno, así, por naturaleza.
Ahora se me grabó en la cabeza
que tener esa certeza
no sirve para nada.

Porque te digo hermano,
más vale errar y vivir
que ser para cumplir.


Mirá como me río.
Y, tranqui, no es desafío.
Es que puedo ver tu hastío,
por eso,
copate y hacé lo mío,
que lo demás importe un comino.
Disfruta del ocio amigo.




domingo, 17 de mayo de 2009

Defensa de la alegría

Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas


defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas, de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar y también de la alegría.


Mario Benedetti (14/9/1920-17/5/09)

jueves, 12 de febrero de 2009

A la que tenga que ser

(me puse romántico y meloso, nose que pasó)

Me gustaría conocerte al estilo hollywoodense. Como que yo sea un profesor joven e interesante y vos mi alumna linda e incisiva, o que estés caminando y se te caigan unos papeles, yo te los levanto y zasss, flechazo en el miocardio. También me gustaría conocerte sin mucho revuelo. Que nos parezcamos interesantes, que yo te invite a salir, que te mande mensajes, que te llame. Y que en algún momento, nosotros y nuestros cuerpos, se hablen de verdad y hagan planes para el futuro. Sobre todo me gustaría mucho conocerte, y morirme de amor por vos.

Me gustaría que me gusten cosas muy tuyas y que a vos te gusten cosas muy mías. Como tu adicción a los culebrones de media tarde, o la forma en que le miento a los taxistas cada vez que me subo. Voy a saber cosas tuyas y me va a encantar guardar conmigo esos secretos y dividir por dos la cruz de lo indecible.

Me gustaría que no te tomes muy en serio a vos misma y que sonrías mucho. Sobre todo que no me tomes en serio a mi y no me creas nada de lo que te digo, pero que me mimes mucho y me escuches preocupada cuando te pongo cara de puchero.

Me gustaría que nos duela la panza de reírnos hasta el punto de llorar pidiendo el cambio. Y que conozcamos a mucha otra gente y que siempre nos prefiramos.


Me gustaría quedarme en silencio por afuera y por adentro. Y que me invada tu cadencia hasta hacerme reír solo; y quedarme así, en este vaivén; así, en paz; así, enamorado.